Un poco temerosa me asomo a contar algo de mi. A quién le importará? Me pregunto. Me respondo que si me importa a mi, está bien.
Quizás no he llegado al momento en que lo sea del todo, pero es suficiente. Y esa pequeña variación, ese inicio de sopesar la importancia de mi propia opinión, me habla de un cambio. No es abrupto. Llevo mucho tiempo andando, viviendo, llegando a este punto.
Estudié diseño de indumentaria, pero cuando estaba terminando la carrera, surgió algo que me enamoró, que no sabía que podía entusiasmarme de esa forma. Fue así que postergué recibirme y me dediqué por mucho tiempo al mundo audiovisual.
Pienso que cumplir 50 tuvo que ver con lo que comenzó a sucederme. Desconocerme en lo laboral fue difícil. Intenté hacer como que no me pasaba, pero...
Hoy se de los cambios en mi propio cuerpo, se de la cintura que se ensancha, la piel que se seca, la mecha corta sin mucha paciencia. De esos "saberes" surgió una idea y ganas fuertes de imaginar ropa para nosotras.
Tengo más claro lo que quiero en muchas cosas, en tantos órdenes de la vida! y la vitalidad está.
Por eso me animo a tat. Porque quiero hablarme (les) a mujeres como yo: queremos tener "onda" cuando nos vestimos, nos importa menos que antes la moda de cada temporada y más sentirnos cómodas y bellas.
Nadie lo dice así, pero tampoco nadie no lo dice: Señoras que no nos sentimos señoras.
Sabemos lo que queremos (la mayoría del tiempo) y nos estamos animando.